¿Qué prefieres, un impacto brutal en un momento determinado o pequeños golpecitos de largo recorrido? Poner un anuncio en la Super Bowl es un tsunami de comunicación. Pero a veces es mejor una tormenta diaria que acabe calando en la mente del consumidor. Y aún mejor es… hacer ambas cosas.
Alejandro Asúnsolo. @content_mk
Es una cuestión en la que pensar. La Super Bowl siempre nos deja cientos de miles de posts, comentarios y mucho, mucho viral y much estudio posterior de Social Media. Es un evento que cualquier responsable de marketing debe conocer y, cuando menos, investigar.
El tema no es si se hizo bien, si una cosa es mejor que otra. Lo sé, detrás de todo esto acaba apareciendo la absurda y aún existente dicotomía de si se invierte en marketing online más o menos que en offline
No me gusta que se abuse de las traducciones de posts en otros idiomas (inglés en un 90% de los casos), pero en este caso voy a hacer una excepción citando lo que uno de los grandes del Content Marketing, Joe Pulizzi, ha hecho esta vez: calcular lo que se podría haber hecho con la inversión de un anuncio de la Super Bowl en términos de Marketing de Contenidos. Añadiré, por supuesto, elementos de mi cosecha. Pero antes de nada, el artículo lo podéis leer aquí: What Can a Super Bowl Ad Buy You in Content?
El tema no es si se hizo bien, si una cosa es mejor que otra. Lo sé, detrás de todo esto acaba apareciendo la absurda y aún existente dicotomía de si se invierte en marketing online más o menos que en offline. Suena del siglo XX, pero aún le queda, desgraciadamente, recorrido. No voy a caer en lo que critico. El tema es precisamente la reflexión de si nos interesa estar en un evento como este, con la enorme repercusión que tiene, pero también con el recorrido temporal en la mente de los “contsumidores”: un potente e impactante momento o un suave y constante recorrido. No, no hay respuesta, porque no hay una sola estrategia, ni una sola marca, ni un solo target. Analiza, piensa y decide: ¿amor de una noche, intenso, o relación duradera? Incomparables.
Dudo mucho de que todos estos anunciantes al menos en los dos últimos años hayan pensado en su campaña de la Super Bowl sin un cuadriculado estudio de cómo hacer después para que ese anuncio perdure en el tiempo, socialice, viralice y amplíe la audiencia
133.000 dólares el segundo
Es el cálculo de lo que cuesta un anuncio en la Super Bowl. El alcance: 115 millones de audiencia en ese momento, y lo que deje después en Social Media, pero:
- Podrías tener 53 números de tu propia revista, 32 páginas a color para ser enviada a 25.000 clientes. Incluyendo todos los gastos: diseño, producción, impresión y envío. Con esa media, al menos de 25 minutos por persona, son más de 20 horas de atracción por cliente.
- 17.750 posts publicados, con una media de 225 dólares el post. Si calculas que un post con alcance se comparte alrededor de 600 veces en un período de seis meses, significa que se ha compartido más de 10 millones de veces.
- 1.300 reportajes completos sobre un tema, calcula: tienes para uno al día los dos próximos años…
- Puedes contratar tu propio Chief Content Officer (sí, aquí los americanos van por delante y tienen el perfil de Marketing de Contenidos muy claro y definido, lejos estamos…) para que desarrolle tu estrategia de contenidos durante 27 años con un salario medio de 150.000 dólares al año (¿qué os había dicho?) o un director editorial a 90.000 dólares al año durante 44 años.
- 17 eventos de gran escala con 250 clientes cada evento, hablamos de 30 speakers, comida y entretenimiento, claro. Da para jamón del bueno.
- 50 libros de aproximadamente 225 páginas que desarrollan tu marca, todo incluido.
- 400 infografías.
No está nada mal, ¿eh?
Insisto, no creo que algo sea mejor o peor, es cuestión de impacto y estrategia, pero todos los indicadores en Social Media apuntan a la fidelización por el contenido que generamos (nosotros o nuestros clientes) que construye, soporta y establece una potente relación horizontal entre tu marca y tus seguidores.
¿Y si hacemos la dos?
Cada vez más, especialmente los dos últimos años, las grandes empresas son conscientes de la capacidad de alcance de su anuncio en la Super Bowl, pero lo son aún más del alcance al que pueden llegar con un mix, donde el amor de una noche se convierte además en una hermosa historia de amor. Para ello, se construyen cada vez más virales, seguro que todos hemos visto ya muchos de ellos (¿alguien no conoce ya el de Budweiser?) y no olvidemos el espectacular anuncio de Apple de 1984 que nos daba pista en la Super Bowl de hace nada menos que 30 años. Recomiendo aquí la lectura del reciente artículo de Forbes, Viral Ads Take Priority in Super Bowl 2014.
Aquí la estrategia es como la guerra. Todo vale: desde aprovechar el apagón por Oreo hasta inventarse campañas que no existen, pasando, por supuesto, por la lágrima fácil, el sentimentalismo o lo impactante. En todo caso dudo mucho de que todos estos anunciantes, al menos en los dos últimos años, hayan pensado en su campaña de la Super Bowl sin un cuadriculado estudio de cómo hacer después para que ese anuncio perdure en el tiempo, socialice, viralice y amplíe la audiencia durante semanas o, solo Jobs supo hacerlo, durante más de 30 años.