Vamos a hacer un viral. Teoría de las catástrofes

Vamos a hacer un viral. Estas son las palabras que más han precedido a las grandes catástrofes en departamentos de Marketing de grandes y pequeñas empresas. Se sabe lo que resulta viral, sí, pero el destino es muchas veces, menos mal, mucho más caprichoso que nuestros clientes o nuestros planes de ventas.
Alejandro Asúnsolo. @content_mk

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¿Sabías que existe una teoría de las catástrofes? Pues sí. Son teorías matemáticas que intentan explicar de una forma bastante compleja cómo en sistemas aparentemente estáticos aparecen elementos divergentes que, en un instante, desarticulan todo lo que esperábamos. Y no son tan viejas en el tiempo, nada menos que de los años 50, y entre otras cosas se están utilizando en teorías del comportamiento, gestión de cambios, evoluciones sociales…

Pues bien, no hay nada que llame tanto a la catástrofe que una reunión de ejecutivos o creativos encerrados en un salón bajo la premisa: “vamos a hacer una campaña viral”.

La viralidad tiene sus constantes, como se sabe y como voy a comentar, pero también es muy caprichosa. De hecho muchos de los virales más conocidos son precisamente errores de grandes compañías que en nada tenían ese propósito.

¿Pasarías una nota en clase con la lista de la compra o más bien un mensaje de amor?

Ya Aristóteles preparaba sus discursos en el Ágora buscando la mejor recepción, convencimiento de la audiencia y, por supuesto, éxito. Por eso hablaba del ethos, pathos y logos. Cientos de años después, dos profesores (ahora los más citados) de la  Wharton School, Universidad de Pennsylvania, hacen un estudio donde acaban por concluir que tampoco hemos cambiado demasiado, lo emocionante se comparte más, lo feliz se comparte más, lo sorprendente aunque desagradable, se comparte más. Lo que estamos pensando (está pasando) se comparte más. (Lee el artículo de Newyorker, The six things that make stories go viral will amaze, and maybe infuriate you)

Pero no puede ser todo cuestión de aplicar la matemática, si bien es cierto que tenemos los ingredientes para cocinar algo que merezca la pena compartir, si abusamos de alguno de ellos nos puede quedar, como en una receta, desastrosamente exagerado.

  • Demasiado emotivo.-  Te has pasado y, o bien has construido una campaña de impostura, y tus clientes y usuarios te han pillado de lleno, lo cual es el peor de los casos dado que vas a conseguir enemigos para siempre, o has cargado en la emoción el mensaje que posteriormente queda desdibujado. La sensibilidad es muy delicada, no todo el mundo tiene la misma, y podrías quedar marcado por la contracorriente. Piensa en Navidad, en día de la Madre, en el 14 de febrero y todos esos anuncios a los que solo les falta el logo de Disney para que solo interese a los inocentes, que de esos quedan pocos, creedme. Ese anuncio de la lotería de la Navidad…
  • Demasiado feliz.- La felicidad está muy bien, por supuesto, pero la felicidad no es ir sonriendo por todos los lugares sin alma debajo (no, no eres el Joker) ni tampoco es a costa de una realidad que se impone y donde parece que a costa de echar paladas de azúcar vamos a enterrar una dolorosa experiencia de quien nos lee o nos escucha. Ser el más feliz de la sala te puede hacer el más popular, pero no siempre el líder, y en muchos casos te hará ser el más odiado de la sala, por envidia o por sensación de engaño. Ese anuncio de Campofrío…

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  • Demasiado sorprendente.-  Está bien sorprender, pero la sorpresa depende de que uno se quiera sorprender y, más delicado, la sorpresa es un arma muy peligrosa que siempre lleva doble filo. Piensa en aquel día que quisiste sorprender a alguien y fue un desastre, apareciendo cuando no debías, o regalando algo que de no esperarse es que no se quería. El riesgo de la sorpresa es que genera demasiada expectativa en el emisor, y lo que queremos conseguir realmente es una reacción del receptor. Son a veces tensiones paralelas.
  • Demasiado actual.- Está bien que seas actual, pero una de dos, o la actualidad va mucho más rápido que tú y tu campaña o comunicación queda desfasada antes de que siquiera termine, o estás siendo uno más, eliminando el factor sorpresa o incluso el emotivo, porque el “todo el mundo habla de” es exactamente eso, que todo el mundo habla de lo mismo. Y luego está el que arriesga, el que apuesta por un patrocinio en el que el resultado es incierto, dejando en manos de un partido de fútbol el cierre del círculo de su campaña. Si España no gana, ya puedes decir que bravo por intentarlo, que lo importante es participar. Asociar tu éxito al de otros es asociar igualmente el fracaso.
  • Demasiado práctico. Los contenidos que resultan de utilidad se comparten más, por supuesto, pero antes tendrás que pensar en qué es lo que se quiere saber por parte de tu audiencia. Campañas y contenidos de enorme calidad, no lo dudo, que luego interesan a un mínimo 2 por ciento de tu audiencia son contrarios al retorno de inversión o a lo que estás, puede, buscando. Y no nos olvidemos del pathos, de la emoción. Ser demasiado práctico puede llevarte al camino de lo técnico y entonces estás abocado al fracaso. Piensa en cómo la mayoría de anuncios de coches evocan la conducción y la calidad de vida, reduciendo sin eliminar el elemento de practicidad como es el maletero o las eternas siglas ABS, ESP… “The Internet is just a world passing around notes in a classroom.”  decía el satírico Jon Stewart. ¿Pasarías una nota con la lista de la compra o más bien un mensaje de amor?

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  • Demasiado Tabú. Jugar con los tabúes da resultados, es obvio que al ser humano le gusta lo que roza lo prohibido, el morbo, la curiosidad, lo desconocido por no permitido. Se han conseguido grandes virales jugando con contenido sexual o aparentemente revolucionario. No lo dudamos. Pero es realmente complicado acertar con la tecla que hace que no pases de lo erótico a lo pornográfico, de lo curioso a lo que no queremos saber, de lo provocador al insulto. Es conocido que en este país, no digamos en Estados Unidos, siempre que sacas una campaña has de contar con un tanto por ciento de asociaciones que se van a sentir molesta: demasiado machista, demasiado feminista, demasiado político, demasiado falso. No te esfuerces: nunca va a llover a gusto de todos. Pero en la línea del juego con el tabú las reglas son mucho más complicadas. Y de nuevo la sensibilidad.
  • Demasiado viral. Y aunque no lo parezca, puede ser peligroso ser demasiado viral, porque puedes entrar en una dinámica de asociación que difícilmente vas a borrar de la mente del consumidor o al menos con la facilidad con la que se extendió. Y puedes estar obligado a “continuar” la historia que empezaste el año pasado, atar tu imagen a la del exitoso copy de la campaña del año pasado, dejando ya de ser un copy y pasando a ser tozudamente una parte de tu marca que no siempre querrás mantener.

¿Amor intenso de una noche o relación duradera? Super Bowl y Marketing de Contenidos

¿Qué prefieres, un impacto brutal en un momento determinado o pequeños golpecitos de largo recorrido? Poner un anuncio en la Super Bowl es un tsunami de comunicación. Pero a veces es mejor una tormenta diaria que acabe calando en la mente del consumidor. Y aún mejor es… hacer ambas cosas. 
Alejandro Asúnsolo. @content_mk

superbowl

Es una cuestión en la que pensar. La Super Bowl siempre nos deja cientos de miles de posts, comentarios y mucho, mucho viral y much estudio posterior de Social Media. Es un evento que cualquier responsable de marketing debe conocer y, cuando menos, investigar.

El tema no es si se hizo bien, si una cosa es mejor que otra. Lo sé, detrás de todo esto acaba apareciendo la absurda y aún existente dicotomía de si se invierte en marketing online más o menos que en offline

No me gusta que se abuse de las traducciones de posts en otros idiomas (inglés en un 90% de los casos), pero en este caso voy a hacer una excepción citando lo que uno de los grandes del Content Marketing, Joe Pulizzi, ha hecho esta vez: calcular lo que se podría haber hecho con la inversión de un anuncio de la Super Bowl en términos de Marketing de Contenidos. Añadiré, por supuesto, elementos de mi cosecha. Pero antes de nada, el artículo lo podéis leer aquí: What Can a Super Bowl Ad Buy You in Content?

El tema no es si se hizo bien, si una cosa es mejor que otra. Lo sé, detrás de todo esto acaba apareciendo la absurda y aún existente dicotomía de si se invierte en marketing online más o menos que en offline. Suena del siglo XX, pero aún le queda, desgraciadamente, recorrido. No voy a caer en lo que critico. El tema es precisamente la reflexión de si nos interesa estar en un evento como este, con la enorme repercusión que tiene, pero también con el recorrido temporal en la mente de los “contsumidores”: un potente e impactante momento o un suave y constante recorrido. No, no hay respuesta, porque no hay una sola estrategia, ni una sola marca, ni un solo target. Analiza, piensa y decide: ¿amor de una noche, intenso, o relación duradera? Incomparables.

Dudo mucho de que todos estos anunciantes al menos en los dos últimos años hayan pensado en su campaña de la Super Bowl sin un cuadriculado estudio de cómo hacer después para que ese anuncio perdure en el tiempo, socialice, viralice y amplíe la audiencia

133.000 dólares el segundo

Es el cálculo de lo que cuesta un anuncio en la Super Bowl. El alcance: 115 millones de audiencia en ese momento, y lo que deje después en Social Media, pero:

- Podrías tener 53 números de tu propia revista, 32 páginas a color para ser enviada a 25.000 clientes. Incluyendo todos los gastos: diseño, producción, impresión y envío. Con esa media, al menos de 25 minutos por persona, son más de 20 horas de atracción por cliente.

- 17.750 posts publicados, con una media de 225 dólares el post. Si calculas que un post con alcance se comparte alrededor de 600 veces en un período de seis meses, significa que se ha compartido más de 10 millones de veces.

- 1.300 reportajes completos sobre un tema, calcula: tienes para uno al día los dos próximos años…

- Puedes contratar tu propio Chief Content Officer (sí, aquí los americanos van por delante y tienen el perfil de Marketing de Contenidos muy claro y definido, lejos estamos…) para que desarrolle tu estrategia de contenidos durante 27 años con un salario medio de 150.000 dólares al año (¿qué os había dicho?) o un director editorial a 90.000 dólares al año durante 44 años.

- 17 eventos de gran escala con 250 clientes cada evento, hablamos de 30 speakers, comida y entretenimiento, claro. Da para jamón del bueno.

- 50 libros de aproximadamente 225 páginas que desarrollan tu marca, todo incluido.

- 400 infografías.

No está nada mal, ¿eh?

Insisto, no creo que algo sea mejor o peor, es cuestión de impacto y estrategia, pero todos los indicadores en Social Media apuntan a la fidelización por el contenido que generamos (nosotros o nuestros clientes) que construye, soporta y establece una potente relación horizontal entre tu marca y tus seguidores.

¿Y si hacemos la dos?

Cada vez más, especialmente los dos últimos años, las grandes empresas son conscientes de la capacidad de alcance de su anuncio en la Super Bowl, pero lo son aún más del alcance al que pueden llegar con un mix, donde el amor de una noche se convierte además en una hermosa historia de amor. Para ello, se construyen cada vez más virales, seguro que todos hemos visto ya muchos de ellos (¿alguien no conoce ya el de Budweiser?) y no olvidemos el espectacular anuncio de Apple de 1984 que nos daba pista en la Super Bowl de hace nada menos que 30 años. Recomiendo aquí la lectura del reciente artículo de Forbes, Viral Ads Take Priority in Super Bowl 2014.

Aquí la estrategia es como la guerra. Todo vale: desde aprovechar el apagón por Oreo hasta inventarse campañas que no existen, pasando, por supuesto, por la lágrima fácil, el sentimentalismo o lo impactante. En todo caso dudo mucho de que todos estos anunciantes, al menos en los dos últimos años, hayan pensado en su campaña de la Super Bowl sin un cuadriculado estudio de cómo hacer después para que ese anuncio perdure en el tiempo, socialice, viralice y amplíe la audiencia durante semanas o, solo Jobs supo hacerlo, durante más de 30 años.

Contenidos para los jóvenes o cómo hacerlo muy mal

Si tu marca se dirige a un público joven, seguramente lo estés haciendo todo, y más, para llegar a una audiencia complicada pero muy eficaz en términos de Social Media. Si tu marca se dirige a un público mucho más heterogéneo, puede cometer los errores que pueden suponer un auténtico desastre, la inexistencia de un futuro para tu compañía o el mayor de los ridículos.
Alejandro Asúnsolo. @contentmk_es

Es como cuando el tío mayor intenta hacerse cercano a sus sobrinos y les suelta una de esas antológicas frases desfasadas hasta el punto del ridículo. Los sobrinos, que quieren a su tío, le miran con extrañeza y le sonríen el intento. Los clientes no. Los clientes no son esos sobrinos, nos expulsarán inexorablemente al olvido, si no a la destrucción. Estás fuera.

No es tan fácil, ni la fidelidad de los jóvenes es la misma que la que aplican en sus estrategias de grandes cuentas, ni basta con hacerse con algo mediante la compra (herramientas, portales, apps) que aparentemente va a hacer que un target tan complicado y en un medio tan diferente al tuyo te adore.

Un reciente estudio de McAfee sobre el desconocimiento de los padres con respecto al uso de Internet de los jóvenes, desvelaba que “los padres de adolescentes son quienes menos saben cuántas horas pasan conectados sus hijos: 6 de cada 10 padres piensan que sus hijos se conectan de 1 a 4 horas al día, mientras que 6 de cada 10 hijos declaran conectarse 5 o más horas al día. “

1) No te hagas el joven. Lo fuiste, pero fue hace mucho tiempo

Nada más lejos de lo que realmente pretendes. Si no lo eres, no lo eres, no lo intentes. Es por ello que si lo que pretendes es acometer una campaña de contenidos para un público joven, quizá lo primero que tengas que hacer es asumir que no lo eres y dejarlo en manos de quienes lo son. La brecha de conocimiento puede ser insalvable y dolorosa. Si consideras que lo que sabes y has aprendido en todos estos años no lo pueden aprender en tres meses de brief de campaña, no pienses ni te equivoques: tú tampoco lo vas a desaprender. Ya fuiste joven, pero tus años mozos están más que lejos de lo que son las nuevas generaciones.

Entonces, ¿hablamos como ellos? No, eso puede ser peor, intentando identificarte de una forma falsa. Insisto, no te va a salir. Dales el micrófono a personas de su edad, y piensa que posiblemente tienes mucho más que ganar que perder.

Un ejemplo de dejarlo en sus manos, y no es que me emocione particularmente, dado que es algo nada novedoso y más, creo, pompa que estrategia, es lo que hizo Levi’s con su antológico 501. Una prenda de 140 años que se alejaba cada vez más de un público joven, que quizá se vea poco representado por los pantalones que (también) llevan sus padres.

Solo 6 de cada 100 veces los jóvenes dedican algo de su tiempo en redes sociales para comentar anuncios o campañas.

Aplicaron el Social Media y los básicos: herramientas sencillas, campaña directa, dejar en manos de los clientes la comunicación, abrir las puertas y dejar la conversación en sus manos.

Si no eres joven, aún menos eres “superior” a los jóvenes; de hecho, tienes la batalla perdida de antemano, dado que todo lo que crees que puedes aportar en tus contenidos puede ser tomado precisamente como “todo lo que no voy a hacer ni entender”.

2) No irrumpas en sus espacios. No sabes comportarte

Como contraejemplo, y de este país, tenemos la intentona de Telefónica de entrar en el mundo joven comprando una red social para hacer/parecer joven. No es tan fácil, ni la fidelidad de los jóvenes es la misma que la que aplican en sus estrategias de grandes cuentas, ni basta con hacerse con algo mediante la compra (herramientas, portales, apps) que aparentemente va a hacer que un target tan complicado y en un medio tan diferente al tuyo te adore.

Porque tu negocio, tus valores, tu know-how, es el que es. Piensa en los años, las idas y venidas, los proyectos fallidos, todo lo que has pasado hasta llegar al punto en el que se encuentra tu empresa o negocio. No es fácil, la varita mágica te toca en muy contadas ocasiones. Pensar que acercarte o conseguir el favor de un target joven es cuestión de entrar sin demasiado conocimiento o estrategia en “sus” modelos de negocio o comportamiento es un error.

Un estudio sobre uso de Redes Sociales desvelaba que solo un 7% de los jóvenes encuestados no usaba ninguna red social, pero en solo un año (de 2012 a 2013) Tuenti ha pasado de ser la favorita a ser la segunda después de la intocable (aún) Facebook.

En un gran artículo de Adrián Segovia, se recuerda cómo la fidelidad y el paso de un modelo de negocio a otro no han resultado para Tuenti.

Adrián Segovia, "Las Redes Sociales se agotan en el PC"


Adrián Segovia, “Las Redes Sociales se agotan en el PC”

“Especulan las malas lenguas que su decadencia empieza con la compra de Telefónica. Esto es rotundamente falso. Sus problemas de adicción de usuarios venían de lejos. Antes incluso de ser vendida. Comentan que pidieron más de 200 millones por algo que no tenían claro que se podía mantener: el fervor de los adolescentes españoles. Ahora sabemos que este público se salta el paso que vivieron sus hemanos y se va directamente a Facebook”.

3) En “sus” espacios…, dedícate a hablar y no escuches. Te quedarás solo

El mundo ha cambiado, y lo sabes por los cambios que tu negocio ha tenido que incorporar. Sin solución de continuidad, has descubierto que pasamos de un mundo de comunicación vertical, de outbound marketing, a un mundo horizontal, de inbound marketing; de un mundo de fabricación y características técnicas a un mundo de conocimiento. Ni los canales, ni los medios, ni las formas son HOY las mismas. Imagina ahora lo lejos que estás de las de mañana. Para los jóvenes, seguramente, tu mañana es hoy, quizá ayer.

 Al consumidor joven no lo vale con la potencia de tu marca, ni mucho menos con que lleves desde 1878 fabricando, es más, lo mismo el que lleves más de cincuenta años en el mercado juega en contra.

Solo 6 de cada 100 veces los jóvenes dedican algo de su tiempo en redes sociales a comentar anuncios o campañas.

Los consumidores jóvenes quieren consejo de los suyos, demandan mucha más información, porque están en sí mismos mucho más informados, y no se dejan abrumar por mensajes obsoletos o de grandeza. Al consumidor joven no le vale con la potencia de tu marca, ni mucho menos con que lleves desde 1878 fabricando, es más, lo mismo el que lleves más de cincuenta años en el mercado juega en contra.

Quieren personalización frente a la masificación del siglo pasado, son, siempre lo fueron, inquietos y demandan el ya y el ahora, sus hábitos de comportamiento son digitales, son tus innovadores sin que seas consciente de ello.

En el estudio anteriormente mencionado se insiste en algo que no cambia en los últimos años: las principales actividades que se desarrollan en las redes sociales siguen siendo las mismas: enviar mensajes, chatear y revisar la actividad que hacen los contactos. Entonces, ¿por qué no piensas que es ESO lo que hacen en las redes, y dejas de creer que van a compartir enlaces de marca, campañas de comunicación o complicados estudios de uso del producto?

 Fuente: iabspain


Fuente: iabspain

Sigue, además, con todos tus esfuerzos e inversiones digitales en la usabilidad, navegabilidad y visibilidad de un PC. Puede que no te lean nunca, el 62% navegan con sus dispositivos móviles, y, probablemente, los momentos o espacios donde naveguen con un PC serán precisamente los momentos en los que no quieres aparecer ni que te relacionen: cuando están en el instituto, haciendo trabajos o en casa bajo la vigilancia parental. No van a dedicar mucho tiempo a ver tus costosos vídeos.

4) Empieza vendiendo, luego les gustarás. No te engañes: nunca les gustarás así

Uno de los grandes errores, y muy comunes, es empezar por el final, como en tantos casos de malentendidas estrategias de marketing. Los jóvenes siguen las marcas que les gustan, y, después de eso, siempre después de sentirse atraídos por ella, deciden seguir la marca para ver qué productos les ofrecen, ofertas y, sobre todo, qué les cuentan.

Hay que gustar y enamorar, y hay que ser consciente de que puede ser algo fugaz, de lo que debes aprovecharte, o algo en lo que has de trabajar a medio plazo, con paciencia.

Un estudio reciente de Millward Brown nos recuerda uno de los elementos en los que han de incidir las marcas para mantener la atención del consumidor; puede ser una pista:

Uno de los aspectos fundamentales para el éxito de las marcas es la perseverancia en una estrategia de contrastada relevancia para el consumidor. Sabemos que son tiempos retadores para esa perseverancia y que en estos momentos en cada una de las decisiones empresariales tenemos el riesgo de que prime el corto plazo. Muchas han sido las marcas y compañías que se han visto obligadas a reducir sus capitales humanos o inversiones en innovación, aun sabiendo que eso reduce su competitividad en el medio plazo y reduce la creación de valor.

 Fuente: Estudio BrandZ de Millward Brown – España 2012  Base de análisis: 155 marcas en 10 categorías de consumo


Fuente: Estudio BrandZ de Millward Brown – España 2012
Base de análisis: 155 marcas en 10 categorías de consumo

Otras han decidido dar un giro en sus estrategias de venta abandonando las propuestas de valor añadido y diferenciación que venían trabajando, para pasar a ofrecer sus productos a través de agresivas estrategias de precio. Esos giros en la estrategia y las inconsistencias percibidas por el consumidor son peligrosos para el mantenimiento de su confianza, que, como comentábamos, ya está en un frágil equilibrio en estos momentos.

El gruñido, el Storytelling, Star Wars y el Marketing de Contenidos

El storytelling es algo que existe desde que el hombre es hombre, como igualmente el marketing, como aún más el contenido. ¿Qué relación tienen? ¿Dónde situamos el Storytelling en una estrategia de Marketing de Contenidos?
Alejandro Asúnsolo. @contentmk_es

  • En el principio era el contenido

El contenido como unidad de comunicación. Ese elemento que contiene un mensaje y se transmite entre una entidad y otra. Más o menos complejo, desde la emisión de un sonido gutural hasta un complejo sistema de signos. Y el elemento humano por excelencia: el pensamiento, que hace que ese mensaje quede dotado de intelecto, intención, y, en los mejores de los casos, de erudición.

Esas estructuras que funcionan, funcionan porque se corresponden con el contexto y la sociedad que las crea, porque son memorizables, porque son, las más de las veces… sencillas.

No filosofemos demasiado. Pero considera que el contenido como unidad es la pieza con la que vas a construir el puzle de tu estrategia de Marketing cuando esta refiera precisamente a eso: a comunicar. ¿Cuáles son tus unidades de contenido? Puede ser una siempre frase que bajo un logo dispone un claim, es decir, toda una declaración de intención de la marca en una frase. Es genial.

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Pero también puede ser la composición compleja de unidades de contenido simples, como por ejemplo un portal de ayuda de tu compañía que se construye con las piezas que has ido aglutinando con la participación de tu Centro de Atención al Cliente, o con el know-how acumulado en las propias consultas.

Puede ser también una página web, que, enlazada con otras, construye una sección, que a su vez construye un apartado, que a su vez construye un portal complejo de información con distintos niveles de actualización. Entonces tenemos una red de unidades que viven de forma independiente, o no, al lector o usuario que se acerca a ellas.

Empieza a hacer inventario. Lista tus contenidos, clasifica, y empieza a pensar en lo que tienes entre manos.

  • Y después vinieron las historias y el Storytelling o contarlas con acierto

Unir esas unidades de contenido con acierto, conservar al usuario, lector, visitante, con la atención intacta y el interés creciente. Esto es hacer de tus frías unidades de contenido independientes una historia. Porque la clave, como hemos dicho en numerosas ocasiones, está en mantener la atención en un mundo superinformado, bombardeado de mensajes constantemente. Es algo inherente al ser humano el que nos interesen las historias y que podamos llegar a engancharnos a ellas. El Storytelling no es más que eso y todo eso. Desarrollado especialmente en la década pasada, hay cientos de artículos y libros, fundamenta la necesidad de comprender el cómo hacer buenas historias en el hecho de que seguramente sea la única forma en que podamos mantener a la audiencia con la boca abierta.

Brands play in an intensely competitive attention economy. The problem isn’t just that attention is a woefully scarce resource relative to demand, it’s that it’s also shattered and scattered around. We can’t blame our smart phones or other modern technologies for our short attention spans. The human mind is a wanderer by nature. The daydream is the mind’s default state. Whenever the mind doesn’t have something really important to do, it gets bored and wanders off into la-la land. Studies show that we spend about half of our waking hours–1/3 of our lives on earth–spinning fantasies. We have about two-thousand of these a day (!), with an average duration of fourteen seconds. In other words, our minds are simply flitting all over the place all the time.

JONATHAN GOTTSCHALL.

Una mente “normal” es capaz de retener la atención de forma seguida no más de veinte minutos, solo podemos conseguirlo con técnicas de irrupción continua, de llamadas bruscas de atención. Piensa en las novelas que lees, las películas que te mantienen en el asiento dos horas o las series que devoras. Todas se estructuran en elementos muchas veces repetidos y estudiados que hacen que “caigas” en las garras de su atención. Esto en manos de las marcas es un arma brutal. La marca que consigue una buena historia consigue fidelidad de forma exponencial. Ya sea en el corto plazo de la atención de la audiencia, ya sea en el largo plazo vinculado a la fidelidad de sus clientes que, si la historia es muy buena, serán fans de la marca, porque la marca es, ya, la historia que cuenta, y viceversa.

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Hablaremos mucho de Storytelling, dejadme, no obstante, que os resuma el artículo de James Carson Using Storytelling Narratives to Improve Your Marketing Mix, especialmente el apartado en que nos describe (es a su vez una referencia al libro de Joseph Campbell The Hero with a Thousand Faces) con mucho acierto el viaje del héroe como el esquema fundamental y de éxito de un Storytelling perfectamente aplicable a nuestra empresa, marca o campaña. Piensa mientras lo lees en Star Wars, Avatar, Ulises…, cualquiera de las historias que tanto te emocionaron.

  1. El protagonista es invitado a protagonizar una aventura.
  2. La aventura presenta varios retos que llevarán al protagonista a sacarle de su entorno natural.
  3. El protagonista conocerá a un mentor o pasará por un entrenamiento para conseguir su preparación.
  4. Hay una serie de retos y tentaciones que el protagonista tiene que superar.
  5. El protagonista supera esos retos, que culminan en una gran catarsis final.
  6. Finalmente el protagonista completa el reto, y por lo tanto es recompensado por su esfuerzo (puede ser con el amor, con el trono, con la gloria…).

Es un esquema, pero vaya si funciona. Hay más, muchos, no demasiados en realidad, que, como los acordes repetitivos de una canción, articulan las historias que conocemos. Ya sea el Medievo, el teatro del Siglo de Oro, o los best-sellers del siglo pasado. Esas estructuras que funcionan, funcionan porque se corresponden con el contexto y la sociedad que las crea, porque son memorizables, porque son, las más de las veces… sencillas.

  • Y ahora, el Marketing de Contenidos

Ya tienes unidades, tienes historias que contar, ahora se trata de hacer que esas historias y unidades construyan, en sí mismas y con un poco de conocimiento y mucha experiencia, una estrategia de marketing.

El Marketing de Contenidos te permitirá no solo que esas historias construyan tu marca, sino que la doten de fuerza, que tus clientes se enganchen a ella, y que quieran pertenecer a ella. Es por ello, claro, que junto con el Marketing de Contenidos y de su mano, se tengan que considerar elementos fundamentales como el Social Media (mueve tus historias, haz que se transmitan, haz que otros las perciban como suyas…), y, podría ser lo siguiente, el Big Data o el inventario que te pedía que hicieras al principio.

Todo vuelve.

Del enlace al Marketing de Contenidos

En el principio fue el enlace

Todo comenzó con el hipertexto, esa posibilidad de contar historias de forma horizontal, ese mundo que se abría a poder ir añadiendo información a lo que queremos contar. Sin embargo, y años después, el Marketing de Contenidos sigue cometiendo muchos errores. Conceptos básicos y de siempre sobre comunicación continúan sin ser aprovechados en un entorno global.

El enlace. Es como la quintaesencia del mundo en que nos movemos, el nacimiento del hipertexto hizo que todo tuviera de pronto sentido y que, de pronto, nacieran esas posibilidades que a día de hoy son infinitas mientras ningún logarítmo de asignación de IPs demuestre lo contrario.

Pero eso es lo fácil, vayamos un poco al fondo. La posibilidad de “hipertextualizar” es en sí misma el nacimiento de una nueva forma de comunicación que deja de ser lineal para pasar a ser multilineal, multifrecuencia, multirrecepción y multiposibilidad. Hay cientos de estudios al respecto, sencillos y tremendamente complicados, pero todos coinciden en que la posibilidad de contar una historia en diversos niveles, en planos paralelos, o en otros casos perpendiculares, permite y a la vez dificulta la generación de contenidos como entidades con vida en vertical, horizontal, con inicio pero desconocido fin. El enlace, la hipertextualidad, nos permite, de modo clásico, la misma estructura de emisor, receptor, mensaje y canal, pero hace que esta misma se multiplique hasta niveles infinitos.

(Ya en 2003 se hablaba de posibilidades de hipertextos informativos, opciones complejas. “Entre las estructuras hipertextuales que se originan a partir del segundo nivel, Díaz Noci y Salaverría (2003) reseñan la clásica estructura lineal (una información ordenada al modo tradicional, tiende a ser cerrada y la menos eficaz), estructura lineal con alternativas, estructuras multilineales, estructuras paralelas (nodo único de entrada que luego se ramifica de modo lineal), estructuras arbóreas (una modalidad de información abierta), estructuras reticulares (la relación entre los vínculos se llevan al extremo), y estructuras mixtas (una combinación de las anteriores)”.

Emisores múltiples. Dado que siquiera el emisor deja de ser único, dada la posibilidad horizontal de creación de contenidos compartidos, véase el caso de Wikipedia, de campañas de publicidad donde los contenidos los crean los clientes, etcétera. Sirva como ejemplo en otro sentido: en el mundo de la comunicación empresarial, los emisores múltiples pueden ser un arma o un auténtico peligro. Hablaremos de ello en otras entradas, piensen solo por un momento ese mensaje institucional en manos de más de mil colaboradores que lo mueven en sus redes. ¿Miedo? No tiene por qué, pero realmente ha de ser controlado en la mayoría de los casos.

Se conoce a veces como el transmedia storytelling, que es la transmisión oral de toda la vida con las posibilidades de comunicación globales con las que contamos hoy. El hecho de la participación como emisor, eso sí, hace que formemos parte de la comunicación emocionalmente, empezamos a ser protagonistas de la historia y eso, añadiendo un poco de Social Media se puede convertir en la más eficaz arma de comunicación masiva en términos de Marketing de Contenidos.

Transmedia storytelling weaves together individual strands of a story into a larger and richer interactive fabric and offers the audience multiple ways to participate, through content production, collaboration, and interaction. When the story has authenticity, coherence, and integrity, it provides a common language that unleashes vast amounts of creativity and invites maximum engagement through audience participation.

Receptores múltiples. Los receptores se convierten en una maraña de redes de usuarios únicos, visitas, embudos de conversión, interactores, no interactores, emitir un mensaje hoy con un target, eso que tanto gusta, puede ser algo absolutamente imposible, muchos ejemplos hay de campañas o entornos de comunicación que se vuelven en contra de la intención del emisor, precisamente porque los receptores del mensaje no pertenecen finalmente (y sin quererlo) a la maraña inicialmente planteada. Hablaremos de ello en otro post.

Mensajes múltiples. Está claro que un mensaje puede tener muchas interpretaciones, según el contexto, el tiempo, la forma, el contenido… En un entorno de hipertexto la linealidad y arquitectura de un mensaje tienen mucho que perder. Podemos estar creando contenidos con bastante coherencia, pensemos, por ejemplo en un minisite, o una sección comercial de nuestra web, donde sobre el papel todo tiene sentido: inicio, nudo y desenlace. La inclusión de enlaces o realidades que aparecen intertexto hace que podamos encontrarnos con todas las posibilidades en contra. Puedes encontrarte que tu página de cierre o desenlace del contenido que quieres contar sea la más indexada en buscadores, rompiendo todo el argumento. Puedes encontrarte que los usuarios desembarquen en mitad de la historia, sin conocer lo precedente. Igualmente has de contar con la usabilidad misma de tu contenido, que en muchas ocasiones dista de ser lo que realmente quieres contar. Haz la prueba, y coloca en un simple documento de texto todos los contenidos de tu campaña o sección uno detrás de otro. No siempre te va a salir una historia coherente.

Canales diferentes. Hemos avanzado mucho, hemos mejorado en conocimiento y estudios al respecto, pero no es poco corriente el encontrarte con la necesidad de contar una historia o desarrollar un contenido a medida o a demanda que no siempre, ya nos gustaría, encaja con los diferentes soportes de que disponemos hoy. Podemos hablar del Concept design, del Responsive design, de todos los “design” que queramos, pero todos dejamos los mejores capítulos de nuestras series preferidas para verlos en la televisión, a lo sumo en el portátil, antes que hacerlo en el smartphone, a no ser que la urgencia pese sobre todos ellos.

Preguntaos: ¿cuántos de nuestros contenidos son de la suficiente calidad como para que deseen verlos en pantalla grande? ¿Y cuántos de ellos son tan necesarios como para que no nos importe el canal y queramos tenerlo ya?